Tras un tiempo abandonados nosotros mismos,nos reconstruimos y les ofrecemos el mas poético de los abandonos,cuyas paredes apenas ya soportan el embate de los vientos.El viento que transporta los mudos versos del poeta Alvarez de Sotomayor,antiguo propietario de tan artística casona,dueña por derecho propio de olvidadas vistas.
Tras la entrada principal,encontramos un bello corredor en arco,con un par de alacenas ya vacías y unas pocas habitaciones,medio saqueadas,pintadas y caídas sin ninguna peculiaridad.Quizás el poeta se retiraba a meditar sobre sus porqués en alguna de ellas.A la derecha de tan minimalista corredor,encontramos unas estrechas y maltratadas escalinatas,donde una pequeña higuera rompe uno de los escalones y se arrastra serpenteante por el resto,como si buscase algo.Quizás busca esa vivaracha voz olvidada que escupía diversos versos.Durante la corta subida,se puede empezar a observar el regusto "árabe" que tiene la casa,mostrando motivos entrelazados en toda la subida hasta llegar al segundo piso,completamente distinto a la primera parte del inmueble.
Al llegar al otro extremo,la tétrica vista de la distancia recorrida hace volar la imaginación hasta un limite desconfiadamente asustadizo,en donde el oído se agudiza e intenta identificar cada sonido.En ese preciso momento¡La adrenalina sube descontroladamente!¡la prudencia impide avanzar pero ya es demasiado tarde y sigues ruborizado pero imparable hacia delante,girando de vez en cuando por un traidor arrebato de cobardía.
Al final de dicho pasillo,se abre una gloriosa y amplia habitación,ricamente decorada hasta media altura con azulejos granadinos,una chimenea con losetas de mármol gris y pintada finamente en su "cuello".A la izquierda,una esbelta ventada verde,de áspera y resistente madera,cuyos bordes,astillados,pierden en mas contadas ocasiones,la batalla contra el embate al que les somete el viento.A la izquierda otra rica puerta cuyo único final e un mínimo baño con una única letrina de pobre madera,un grifo en la pared contraria y en la sobrante pared, un desquebrajado espejo.Finalmente,al lado de la antes nombrada y bohemia chimenea,una entrada a ninguna parte,una habitación cuyo suelo, caído,queda condenado al mas absoluto misterio.
En el centro de la sala encontramos un bello,deteriorado y porque no extravagante plafon,cuya fantasma lampara hace tiempo desaparecida ya no alumbra tan bello lugar.
Sobre el pisoteado suelo de una de las ultimas habitaciones yace otra pequeña higuera que rompiendo el suelo se abre paso hacia una abierta ventana,como si viera pasar el tiempo,el mismo que tarde o temprano acaba con todos.
Desde esta habitación retrocedemos de nuevo hasta la enorme sala de la bella chimenea y desde allí de un salto,llegamos hasta la cocina,anegada por los escombros de la habitación superior, caída y taponada por ambas entradas por la caída de las habitaciones colindantes,sobre el piso bajo.En esta habitación encontraremos la ultima de las sorpresas que esta casa nos depara:
Se trataba de una bella cocina hexagonal,en parte derruida que aun albergaba tesoros de principios de siglo: latas sin abrir,un rallador,una ratonera aun activada a la que el oxido no permitía ya saltar,un lavabo ricamente decorado con azulejos de motivos frutales,cuya única iluminación era un estructurado ventanal protegido por una reja.